terça-feira, 16 de junho de 2009

ni más ni menos; sólo neruda.


Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.

No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu
alegría,
la repentina ola
de plata que te
nace.

Mi lucha es dura y vuelvo
con los
ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al
cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida,


Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las
piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.


Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que
yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi
patria sonora.

Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe

muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,


pero tu risa nunca
porque me moriría.

[créditos de la fotografía para mi español: Carlos]

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